Realidad vs. pavoneo

Intercambio de wasaps...

M: Lu, somos cuatro madres para colaborar en cocina, ¿tú nos echarías una mano?

Yo: Claro que sí, contad conmigo!

M: Perfecto, el viernes nos vemos una hora antes de la Fiesta de Fin de curso

Yo: Genial :-)

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Hasta ahí todo bien.

Yo -que sigo viviendo entre nubecillas rosas- pensé que colaborar en cocina era recepcionar comida, echar una mano para montar las mesas, colocar platos, vasos, etc...y luego a disfrutar de la fiesta, pavonearme un rato, hacerme fotos con mi gordi y conocer madres, profesoras y tal -que mi niño se incorporó estos últimos dos meses a la guarde y hay que socializarse-

Ja!

Salgo a las 17h de currar y  me pongo a preparar la comida que vamos a llevar nosotros.

Llego a las 19h a la guarde con dos empanadas, dos bandejas de bocatas y medias noches.

Nada más llegar, me plantan el "uniforme" -un delantal, mal empezamos-

"Venga, vamos a ir organizando y poniendo la comida en las mesas" 

-entretanto iban llegando madres remonísimas a dejar más comida -y más empanadas-. 

Coloco las bebidas en las neveras y cubos con hielo, mesas, comida...

"uy, ya no cabe más en las mesas, bueno, da igual iremos sacando conforme se acabe" 

-Vale, definitivo, no me quito el delantal no?-

Tras el teatro que pudimos disfrutar todos y que estuvo divertidísimo -nosotras con delantal incluído, of course, que es muy fashion- bajamos a la zona donde estaba la comida...

Avalaaaaaaaaaaaaaaaaaaaancha

-es que la gente vienen sin comer o qué? #lamadredelcordero-

En dos minutos todo arrasado.

Y ahí me véis, luchando entre la multitud para poder pasar con un plato de croquetas, panchitos y brevas -quién trae brevas a estas cosas? en fin...- intentando dejar bien alto el pabellón de madre que se implica y claro, siempre sonriente, aún incluso recogiendo los vasos y platos de plástico y las croquetas pegadas en el mantel de papel mientras los demás padres sí que se pavonean y disfrutan con sus peques y charloteando con las profes -que también iban monísimas-.

Me tocó ser la novata de turno, para no variar.

Pero eso sí, como el que parte reparte, me agencié de un vaso de la mega-olla de sangría que hacen allí que está riquííísima y vale, admito que me ayudó a superar todo ese trance.

He aquí la prueba -con M. la lianta-

¡¡Chin Chin!! por esos momentos liantes y novatos

en los que pavonear pasa a un segundo plano!

¡Feliz día! :-)