Confieso que me odio a mí misma por sentirme como me sentí los primeros meses de embarazo...
Me considero una persona muy inquieta, pensando en mil cosas al segundo, haciendo algo y pensando en lo siguiente que voy a hacer, sin parar de inventar,...por eso soy tan mala lectora -apenas puedo dejar el culo quieto en el sillón 5 minutos que ya estoy pensando en que otra cosa será más productivo que leer...-
Cuando tuve al peque se me vino el mundo encima, de una vida literalmente sin parar pasé a una vida en la que mi mayor reto era poder hacer sólo dos cosas en toda la mañana: ducharme y darle la teta a mi hijo.
Me consumían las horas.
A todo eso se une "lo típico", todo el mundo diciéndote lo que debes hacer, la inexperiencia absoluta, los miedos y la desconfianza del papi que volcaba sobre mí...ejemplo simple:
Papi -Tendrá frío?
Yo - cariño, está sudando!
Papi - ea, se le enfría el sudor y se resfría, abrígalo más
Yo - por Dios cariii, que no es un pollo asao!
Papi - bueno va...
[a los 5 minutos de reloj]
Papi - voy a ver cómo está que seguro que tiene frío...
Yo - HAZ-LO-QUE-TE-SALGA-DE-LOS-HUEVOS
...y así todo -pero TODO-
Me superó la situación y hoy por hoy siento que
olvidé lo más importante,
disfrutar de él.
Y me duele en el alma.
Las veces que me he reído cuando he escuchado eso de "de los hijos también se aprende", ay omá, ahora sé que es una gran verdad.
Todo, él me lo ha dado todo, me lo da todo cada día. Quiere estar conmigo, su mamá, jugar conmigo, compartir conmigo sus juguetes, sus juegos, sus risas, abasallarme a besos, a abrazos, correr hacía mí con su carita sonriente gritando "mammmmá!", y cuando me mira con cara de pillo y se sonríe -porque está tramando algo- me vuelve loca.
La maternidad me ha cambiado señoras y señores, ahora me doy cuenta -un poco tarde, lo sé-.
Y sí, soy mujer, existo -por supuesto- pero cada día más siento que ME APETECE quedarme con él, porque sí, porque interactúa conmigo y es maravilloso descubrirle día a día, porque está en una edad que te lo zampas con patatas, porque hoy se ha levantado comiéndome a besos y sonrisas y te das cuenta que la vida merece la pena -y mucho!- y esta vez SÍ QUIERO aprovechar cada minuto al máximo.
¡Feliz día!
***